La Costa Blanca disfruta de un clima privilegiado: sol abundante, calor casi permanente y una temporada de baño que a veces se extiende de abril a octubre. Esta calidad de vida atrae a muchos residentes y vacacionistas, pero también hace indispensable un mantenimiento riguroso de las piscinas. Un agua cristalina y saludable nunca es fruto del azar. Es el resultado de un equilibrio delicado entre la química del agua, el buen funcionamiento del sistema de filtración y gestos regulares de limpieza.

Sin embargo, muchos propietarios cometen errores que comprometen la calidad de su piscina. Una piscina mal mantenida se vuelve rápidamente turbia, favorece la proliferación de algas y puede incluso representar un riesgo sanitario para los bañistas. Comprender los errores más frecuentes es la mejor manera de evitarlos y disfrutar plenamente de la piscina, sin sorpresas desagradables.

Descuidar el control del pH

El pH es la base del equilibrio del agua. Un agua demasiado ácida daña los equipos, irrita los ojos y reseca la piel. Por el contrario, un agua demasiado básica favorece la acumulación de cal y reduce la eficacia del cloro. En España, el agua suele ser dura y calcárea, lo que hace aún más difícil mantener un pH estable. Muchos propietarios se limitan a verificar el pH de manera ocasional, cuando en realidad debería controlarse al menos una vez por semana, especialmente durante el verano.

Dosificar mal el cloro

El cloro es el principal aliado contra las bacterias y los microorganismos. Pero un exceso de cloro provoca un olor desagradable, reseca la piel y decolora los trajes de baño. Por el contrario, una falta de cloro deja el agua vulnerable a las algas y los gérmenes. En la Costa Blanca, donde la temperatura del agua supera fácilmente los 28 °C, las bacterias se desarrollan más rápido, lo que exige un seguimiento aún más riguroso. Una dosificación precisa y regular es esencial para mantener un agua cristalina.

Olvidar la limpieza mecánica

La química no lo es todo. Incluso con una buena dosis de cloro y un pH equilibrado, una piscina debe limpiarse físicamente. Las hojas, el polvo y los residuos transportados por el viento se acumulan rápidamente en la superficie y en el fondo de la piscina. Sin una aspiración regular, se descomponen y alteran el equilibrio del agua. Un error común es confiar únicamente en el skimmer, cuando en realidad es indispensable pasar manualmente la red y usar un robot aspirador.

Descuidar la filtración

El sistema de filtración es el verdadero corazón de la piscina. Garantiza la circulación y purificación del agua. Sin embargo, muchos propietarios reducen las horas de filtración para ahorrar electricidad. Este ahorro aparente en realidad desequilibra el agua, que se vuelve verde o turbia. En pleno verano, la regla general es filtrar el agua entre 8 y 12 horas al día, según el volumen de la piscina y la temperatura. Los filtros mal limpiados o saturados de arena o cartuchos obstruidos también reducen la eficacia del sistema.

Limitarse al mantenimiento estival

Otro error frecuente es mantener la piscina solo durante la temporada alta. Sin embargo, el agua dejada sin supervisión durante el otoño y el invierno se convierte rápidamente en un terreno fértil para las algas y los depósitos de cal. Incluso si la piscina no se usa, se recomienda mantener una filtración mínima y vigilar el pH y el cloro. Un invierno adecuado evita muchas complicaciones con la llegada de la primavera.

Tabla resumen de errores a evitar

Error común Consecuencia principal Solución recomendada Frecuencia aconsejada
No controlar el pH regularmente Irritaciones, acumulación de cal Verificar el pH (7,0 – 7,4) 1 vez por semana
Mal dosificación del cloro Agua verde o irritante Ajustar según temperatura y frecuencia de uso 2 a 3 veces por semana
Olvidar la limpieza mecánica Residuos descompuestos, agua turbia Red, robot, aspiración manual Cada 2 días
Reducir las horas de filtración Agua estancada, proliferación de algas Filtrar 8 a 12 h/día según la temporada Diario en verano
Detener el mantenimiento fuera de temporada Agua verde en primavera Hibernación, filtración mínima, controles periódicos Otoño e invierno

Conclusión

Una piscina bien mantenida es sinónimo de confort, seguridad y placer durante todo el año. En la Costa Blanca, donde el clima favorece la evaporación, la acumulación de cal y la rápida proliferación de algas, es indispensable adoptar una rutina regular y evitar los errores más frecuentes. Un seguimiento del pH, una dosificación correcta de los productos, una filtración adecuada y una limpieza mecánica son suficientes para garantizar un agua clara y saludable.

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